El Sir Vival de 1958, la obsesión de un hombre por la seguridad del automóvil.
Walter C. Jerome, un ingeniero estadounidense, tenía un pequeño problema de paranoia con la seguridad de los automóviles. Si bien en la década de los 50’s no existía la cultura de la seguridad como la conocemos ahora, Walter traspasaba un poco los límites de su ansiedad.
Entre muchas hipótesis estaban la de “Todo automóvil hiere al menos a una persona antes de ser deshuesado” y “Uno de cada cien coches será reconocido como asesino”. Él estaba realmente preocupado por la nula seguridad e interés por los pasajeros. Esas aseveraciones se tradujeron en uno de los coches más “seguros” de la época, pero tal vez no en el más bonito: el Sir Vival 1958, auto que construyó para mantenerse a salvo en la jungla de concreto.

Walter C. Jerome con su creación
El Sir Vival fue construido sobre un Hudson Commodore de 1948 que adquirió en Bellingham Motors y tardó 10 años en su desarrollo. Él mismo construyó los planos y, para el proceso, obtuvo la ayuda de estudiantes de la Worcester Boys’ Trade School.
El producto final se alejó bastante del diseño del Hudson original y, como resultado, quedó un automóvil bastante adelantado a su época y abstracto. Lo más llamativo de su diseño era que estaba construido en dos partes: el motor y las ruedas delanteras estaban separados de la cabina principal de pasajeros y las ruedas traseras mediante una junta universal articulada, esto con el objetivo de absorber la energía en una colisión.

Pero sus rarezas iban más allá de la separación del habitáculo del motor. El asiento del conductor estaba diseñado para que estuviera en medio y a un metro de altura dentro de una torre con una visión de 360°. ¿La justificación? Evitar las distracciones con los demás pasajeros.
El auto también estaba equipado con cinturones de seguridad, defensas de goma, luces laterales, una jaula antivuelco integrada y puertas laterales corredizas. Dentro del habitáculo, era interesante ver que el tablero de instrumentos como el velocímetro e indicador de gasolina estaban fuera del alcance y vista del conductor, es decir, abajo de la torre de cristal con visión de 360°, esto con el fin de no distraerse.

La tracción era delantera y los faros se movían con el volante. Además, un tercer faro fue agregado al habitáculo, justo debajo de la cabeza.
Jerome intentó ganar adeptos, promocionó el automóvil por todo el país, pero realmente el coche no era nada bonito y no se parecía a ningún coche elegante del estilo de vida americano. Hizo su presentación en la Feria Mundial de Nueva York de 1964 intentando atraer inversionistas y consiguió algunas editoriales en revistas, pero sus esfuerzos no cubrían las deficiencias estéticas ni que algunas de las características realmente no fueran funcionales; además, el costo era muy elevado, aproximadamente 10 mil dólares de aquellos años.
¡Cómo era de esperarse fue un rotundo fracaso comercial que jamás llegó a producción!

¿Realmente crees que haya sido seguro?