Eran los inicios del siglo XX, México apenas tenía caminos adecuados para automóviles y éstos tenían que coexistir con carruajes jalados por caballos. Además, como en todo el mundo, pocos eran los que se podían dar el lujo de tener uno.
Aunque se tiene registrado que el primer automóvil en llegar a México fue en 1895, tardó un par de años hasta que el automóvil empezó a ganar terreno. En este proceso, poco a poco, distintas marcas fueron llegando a nuestro país; tal es el caso de Ford.
Ciudad de México Principios Siglo XX
En 1904, el primer modelo de Ford llegó a México, y fue ni más ni menos que el Modelo Ford AC, descendiente directo del primer automóvil comercial de Henry Ford. Tan solo con 1,500 unidades producidas, una de ellas llegó a tierras mexicanas y, ¿qué creen?, aún existe y fue restaurado para poder regresarlo a su estado original. Esta es su historia.
Pues resulta que el vehículo fue importado en 1904 por la empresa J.A. Medina y adquirido por el señor Ignacio Carranza. Pasaron los años y, seguramente, se vivieron muchas aventuras sobre él, hasta que, en 1932, la empresa Ford lo adquirió por 10 mil dólares. Para la marca del óvalo azul era muy importante conservar el inicio de su historia en México.
Registro de compra del Modelo AC
El Modelo Ford ha pasado por muchas restauraciones para poder conservarlo; una de ellas fue durante la década de los 70. En este proyecto participaron Carlos Alarcón, quien fue gerente de Evaluación de Vehículos en Desarrollo de Producto (PD), y Marcos Pérez, exdirector de la misma área.
Recientemente se realizó otro trabajo de conservación que duró 13 meses. Los trabajos de restauración estuvieron bajo la dirección de Juan Santillán, actual líder de PD, con la participación de Leobardo Hernández y Rafael Hernández, colaboradores del Centro de Ingeniería y aficionados a los vehículos antiguos, en coordinación con clubes y restauradores externos como Héctor Romo de Vivar.
FORD Modelo AC
Fue un trabajo arduo y difícil, ya que muchas piezas —con más de 100 años— ya no se fabrican. Además, hubo mucha investigación histórica detrás y contactos para poder encontrar alguna que otra pieza y para respetar el diseño original. Desde la Biblioteca Benson hasta colecciones en Inglaterra y EE.UU. sirvieron para dar con piezas clave, como el seguro original de la puerta trasera, que tuvo que ser reconstruido en su totalidad.
Los trabajos de restauración incluyeron:
El Ford Modelo AC fue el principio de una larga historia entre México y la marca estadounidense, lazos que se hicieron aún más evidentes en 1925, cuando se formalizó la apertura de una ensambladora en México.