Cuando hablamos de Porsche, lo primero que tal vez se nos viene a la mente son sus bellos deportivos. Sin embargo, Porsche no solo jugó un papel importante en el área automotriz de alto rendimiento, sino también en la ¡agricultura!
Así es, Porsche desarrolló proyectos para la motorización agrícola. Antes de la Primera Guerra Mundial, entre muchas otras cosas, se dedicó a la construcción de tractores que incluso llegaron hasta el continente americano.
Volksschlepper
En 1944, creó el Volksschlepper (Tractor del Pueblo), y años más tarde, el llamativo P-312, también apodado Coffee Train, en 1952. Este tractor, basado en el AP-17, tenía un color naranja brillante y estaba diseñado especialmente para plantaciones de café y caña de azúcar.
Este tractor era muy especial, pues era ideal para los climas tropicales. Según las especificaciones, contaba con un motor bicilíndrico de 25 CV con refrigeración por aire de 2 litros, que funcionaba con gasolina y metanol. Además, tenía embrague óleo-hidráulico, caja de cambios Porsche de 5 velocidades y un peso reducido de 1,275 kilos, lo que ofrecía un esfuerzo mínimo al motor del tractor.
P-312 Coffee Train
El P-312 fue diseñado por Porsche, pero fabricado por Allgaier. Después de la Segunda Guerra Mundial, Porsche diseñó varios tractores, pero no los produjo directamente, sino que vendió la licencia a la marca alemana Allgaier, que fabricó tractores Porsche entre 1947 y 1955.
El extravagante tractor, por las cualidades de su diseño, comenzó a comercializarse en Brasil. En 1948, la familia Porsche inició negociaciones con el gobierno brasileño para exportarlo. Tuvieron que pasar cinco años hasta que se firmó un contrato con la empresa Alrico Ltda. de Río de Janeiro, luego de realizar pruebas de campo y obtener el visto bueno.
Así se publicitaba en Brasil al Coffee Train
Desafortunadamente, no todo fue miel sobre hojuelas para el Coffee Train. Se planificó la venta de 1,000 tractores en un inicio, de los cuales los primeros 200 se construyeron en 1954 y fueron embalados y enviados por barco. Sin embargo, su llegada y ensamblaje resultaron muy complicados. Los trámites aduanales llenos de burocracia y trabas, aunado a la falta de equipo para su montaje terminaron por sepultar las ventas, y solo se comercializaron esas primeras 200 unidades que llegaron al puerto brasileño.
Al final, el Coffee Train, que se promocionaba como "simple, robusto y seguro en los trópicos", terminó convirtiéndose en una rareza digna de colección. Según Mark Foster, presidente del California’s Lyon Air Museum, solo quedan alrededor de 25 tractores, y aún pueden verse en galas y exposiciones alrededor del mundo.